Estímulos
Relato escrito por Estefanía
Estímulos, nos movemos por estímulos y en esta época que nos toca vivir son mucho menos que cuando llevamos una vida ocupada, saliendo y entrando de casa, viendo gente…. si? estáis seguros de eso? yo, cada día que pasa lo dudo más. Cada uno se estimula como buenamente puede. Estando sola puedes llevar tu mente hacia donde quieras, hacia donde necesites.
Yo, convivo con un pre púber de 14 años con las hormonas ya dislocadas y no se si es peor lo mío que lo suyo, cuando las últimas semanas ya quedaba con alguna chica para ver si le dejaba tocar las tetas o llegar a algo más. Se paró en seco su investigación en el mundo sexual y sin haberlo catado. Su imaginación y sus estímulos seguramente sean diferentes a los míos pero los dos llegaremos a lo mismo: a nuestro propio placer. Él, viendo culos y tetas grandes en Instagram con caras angelicales, y yo… yo puedo recurrir a mis recuerdos o a mis fantasías, tengo dos caminos.
Dos o tres… el tercero… dejar volar mi imaginación. Según estoy sentada en mi despacho haciendo una y mil historias en las que ando estos días: escribiendo, diseñando, editando videos, cotilleando, documentándome para nuevos proyectos… hay un momento en el que algo en mi cuerpo me pide guerra. No quiero pensar en ello pero no lo puedo controlar. De repente me entran unas ganas locas de utilizar un buscador en mi ordenador para encontrar algún video pornográfico que me resulte sugerente con lo que me apetecería ahora. Y, la verdad es que, cuando ese calor aparece ya en mi coño, cualquier imagen es apta para la visualización y mojar mis bragas en grado sumo.
Ver una gran polla follando un coño o un culo… una teta lamida, unas bragas bajadas de repente para que, con prisa esa verga entre sin esperar ni un segundo….
Me pongo a mil. Puedo correrme viendo solo las imágenes pero controlo la situación. Quiero un orgasmo brutal, que me recorra el cuerpo, que no pueda controlar, que todo mi cuerpo vibre y tenga que recomponer mi respiración unos minutos porque mi aliento se detenga cuando lo sienta.
No quiero seguir mirando solo, necesito acción. Necesito contacto. Ahora me tengo que conformar con mis propias manos y mis juguetes. Me acuerdo de alguno de ellos. Necesito que este coño se lo folle algo. Cuando era más joven recuerdo que en estos momentos de calentón era capaz de meterme de todo, velas, calabacines… cualquier cosa con forma penetrable.
Me sube mucho calor a la cara, a las orejas. Si me miro en un espejo estoy colorada como un tomate. Ansiosa, necesitada y empiezo a hurgar en mi armario. Meto la mano en la bolsa donde tengo mis juguetes. Suenan cadenas, toco mi colita… no, no … eso no lo quiero ahora… necesito mi polla, la polla con ventosa. Ahí esta!!! la miro ¿Esta limpia? ufff… me da igual, lo limpio todo cuando termino de usarlo y lo repaso al volver a utilizarlo pero con este calentón me da igual si lo está o no.
Bajo mis pantalones y mis bragas. Un hilo de flujo cae conectado a ellas hasta el suelo desde mi raja. Estoy empapada pensando en que me voy a follar, ese dildo con ventosa me va a follar o mejor dicho, me voy a sentar sobre esa polla para metérmela hasta el fondo.
No necesito esperar más, la coloco en el sillón que tengo delante de mi cama. Humedezco la ventosa para que se adhiera y no se menee y seguidamente me siento sobre ella, subo y bajo, subo y bajo, subo y vuelvo a bajar…. ufff… chof, chof, chof…. suena ese flujazo que encharca esa polla. Chorreo literalmente, en estos casos esa polla debería de ser del doble del tamaño que tiene ahora mismo, no me llega a satisfacer del todo pero sigo subiendo y bajando.
El calor en mi cara va subiendo, es como una fiebre alterada. Quiero sentir, necesito sentir más. Mi mano derecha se va al clítoris, mi mano izquierda a una teta, me la pellizco, me dan ganas de morderla pero no llego y me la pellizco más fuerte. Ahí están las pinzas para los pezones. Casi alcanzo desde donde estoy a por ellas. Las voy a coger, necesito ese dolor/placer. Todo me parece poco. Sigo subiendo y bajando y para colocarme las pinzas me quedo sentada en la polla. Hasta dentro, más al fondo no puede estar. Hago círculos con mis caderas para que entre bien. Cuando siento las pinzas puestas golpeo con mi mano el clítoris. Le doy unos golpes, fuertes, cacheteo con ganas.
Me estoy volviendo loca, no se que hacer para sentir más placer pero no me quiero correr, controlo el orgasmo. Quiero que hoy sea algo brutal, extasiante. Comienzo a subir y a bajar de nuevo y la cadena que une las pinzas de las tetas hace su función. La siento en cada movimiento.
Mi nivel de encharcamiento es brutal, no puedo más… voy a correrme. Esa polla desde dentro toca donde comienza el placer y va a estallar, me empiezo a correr. La cara me revienta de calor. Un escalofrío recorre mi columna de abajo a arriba y la vagina se contrae con mucha fuerza para abrazar esa verga de látex. No puedo gritar, pero ahogo ese grito de placer que me está dejando nueva. Vibro, dura bastantes segundos. Termino sentada sobre el dildo, metido dentro, bombeando corrida sobre él. Babeo, me cuesta abrir los ojos. Me llevo la mano a la nariz y huelo mi coño. Mi propio olor me pone cachonda pero ahora no voy a seguir, tengo que seguir haciendo cosas.
Me recompongo para salir de mi habitación como si no hubiera pasado nada por si me cruzo con mi “cachorro”.
¿Sabéis la cara que se nos pone cuando estamos recién folladas? Cutis terso, rubor en las mejillas, sonrisa picaruela… pues así he salido al mundo confinado. Preparada para el siguiente estímulo… me lo proporcionas? Estoy muy zorra últimamente….
Podrás encontrar más relatos eróticos como este en www.tsex.es
Volver a inicio
Cuéntanos tu historia:
0 comentarios