Escrito por: Nora de RaúlEn la habitación del hotel vestida con un camisón de blanco virginal y con una venda tapando mis ojos como únicas prendas, estaba yo de pie con la cabeza agachada esperando a que mi amo trajera a la mujer para la que yo sería su regalo ( mi primera experiencia con una mujer). No debió de pasar mucho tiempo desde que él salió de la habitación a recibirla, pero a mí se me hizo eterno. Mis pensamientos estaban a mil por hora, me moría de ganas por escuchar su voz. Entraron a la habitación y el amo me mostró a ella como si fuera a venderme en un mercado medieval. Levantó mi camisón mostrando mi culo que ella azoto y bajo mis tirantes dejando mis grandes pechos al descubierto. Sus primeras palabras fueron, es bonita tu perra cuídala por qué una sumisa es un tesoro, su voz era dulce y tranquilizadora a pesar que ella era ahora mi señora y que yo estaba para complacerla obedeciendo cada orden y recibido cada castigo con un gracias mi señora. El amo estaba contento eso me complacía a mi también. Me quitaron la venda y me permitieron mirarla. Es una mujer preciosa pelo corto, rubia, mirada intensa y brillante de ojos azules ultramar y piel de porcelana. En uno de sus brazos llevaba un tatuaje muy elegante que lo cubría por completo. Se acabaron las contemplaciones. Recibí latigazos, tortazos, escupitajos e insultos y nunca me sentí más sensual. Mi nivel de dolor es muy alto y quiero más. Lo más bonito acabamos los tres abrazados juntos. Ahhh también las dos agachadas comimos su polla mientras nos besamos. Nunca olvidaré ese día. Puedes seguirnos en Facebook, Instagram o twitter Volver Página de inicio Cuéntanos tu historia:
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